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Real Madrid vs Girona empate, gol histórico de Mbappé y polémica

En Montilivi se jugaba mucho más que un simple partido de liga. El Real Madrid vs Girona llegaba marcado por la presión de la tabla, la necesidad blanca de volver al liderato y la incómoda racha de empates. Y se marchó dejando un cóctel explosivo de frustración, historia y polémica arbitral que puede pesar en la carrera por el título.

Un empate con sabor amargo para un Real Madrid bajo presión

El contexto no podía ser más exigente para el equipo de Xabi Alonso. Real Madrid acudía a Montilivi sabiendo que solo la victoria le permitía recuperar el primer puesto de La Liga tras los triunfos de Barcelona y Villarreal en la jornada.

El resultado final, un 1-1 que dejó a los blancos encadenando su tercer empate consecutivo en el campeonato, se sintió en la expedición madridista como una oportunidad perdida más que como un punto ganado. La imagen del tramo final lo resumía todo, el Madrid volcado, Girona resistiendo y la sensación de que el gol de la remontada se escapaba entre los dedos.

Primera parte Girona golpea cuando más duele

Sobre el papel, el guion se cumplió en los primeros minutos. Real Madrid dominó la posesión, amasó balón y territorialidad, pero se estrelló una y otra vez contra el orden de un Girona muy serio, compacto y sin complejos.

La falta de claridad en los últimos metros fue una constante. La ocasión más clara para los blancos antes del descanso cayó en las botas de un defensa, Antonio Rüdiger, cuyo cabezazo a bocajarro fue desviado por Paulo Gazzaniga, confirmando al portero local como un obstáculo psicológico y futbolístico.

Para colmo, cuando parecía que el Madrid encontraba alivio, llegó el primer giro de la noche. Kylian Mbappé empujó un balón en el área y creyó haber firmado el 0-1, pero el VAR intervino para anular el tanto por mano en la acción previa. La celebración quedó congelada y el golpe moral fue inmediato.

Girona olió la duda y castigó. Viktor Tsygankov filtró un pase preciso para Azzedine Ounahi, que se había erigido ya como el mejor del partido. El marroquí soltó un disparo demoledor que dejó sin opciones a Thibaut Courtois. Un gol de esos que levantan a un estadio y que resumen una idea, no basta con tener el balón, hay que saber qué hacer con él y Girona lo supo mejor en ese tramo.

Ounahi, el hombre que encendió Montilivi

El tanto de Ounahi no fue un chispazo aislado. Durante toda la primera mitad, el mediocampista se mostró como un tormento constante para el Madrid, imponiéndose muchas veces a Aurelien Tchouameni en el duelo del centro del campo y llevando la iniciativa cada vez que Girona encontraba campo abierto.

Su golpeo, descrito como un trallazo imposible para Courtois, fue la culminación a una actuación madura y valiente, la de un futbolista que no se encogió pese al peso del escudo que tenía enfrente. Girona, apoyado en su despliegue, se sintió con argumentos suficientes para creer que el golpe al líder era posible.

El ajuste de Xabi Alonso y la entrada de Camavinga

Xabi Alonso, inconforme con lo visto, movió el banquillo en el descanso. Arda Güler, poco participativo en el primer acto, dejó su lugar a Eduardo Camavinga, cuya irrupción cambió el tono del encuentro.

El francés le dio al Real Madrid más control, dinamismo y agresividad en la zona ancha. Con Camavinga, el equipo se adelantó unos metros, circuló el balón con más intención y empezó a encadenar llegadas al área rival. La reacción que Alonso reclamaba desde la banda comenzó a tomar forma con ese simple ajuste.

No fue casualidad que, con el nuevo dibujo emocional y táctico, Girona comenzara a sentirse acorralado. El Madrid no estaba brillante, pero sí más reconocible, más insistente y con mayor ritmo competitivo, algo que el propio entrenador valoraría después.

Mbappé y un penalti que le coloca junto a Cristiano Ronaldo

El gran punto de inflexión del segundo tiempo llegó mediado el minuto 67. Vinícius Junior, el más incisivo del frente de ataque blanco, encaró en el área y fue derribado por Hugo Rincón. El árbitro señaló penalti y, con ello, entregó la pelota a los pies del hombre que vive instalado en el área rival, Kylian Mbappé.

Mbappé no dudó. Ejecutó desde los once metros con frialdad, engañando a Gazzaniga y firmando el 1-1 que devolvía a Real Madrid al partido. Era un gol vital en lo clasificatorio, pero también histórico en lo individual.

Según los datos del estadístico MisterChip, el francés alcanzó los 60 goles en el año 2025, de los cuales 53 han sido con la camiseta del Real Madrid y 7 con la selección de Francia. Ese registro le permite entrar en un club reservadísimo en la historia blanca, solo dos jugadores han marcado 53 o más goles oficiales con el Real Madrid en un mismo año natural, Cristiano Ronaldo, que lo hizo en cinco ocasiones, y Mbappé.

El dato habla del impacto inmediato del francés en el club. En pocos meses se ha colocado en una órbita que hasta ahora solo habitaba Cristiano, el gran goleador de la era moderna del Madrid. Aunque la noche en Girona no acabara en victoria, el gol de Mbappé tuvo un peso simbólico enorme, el presente se cruza con la memoria reciente del Bernabéu.

El arreón final y las ocasiones desperdiciadas

Con el 1-1, el partido se tiñó definitivamente de blanco. Real Madrid encadenó minutos largos de posesión, encerró a Girona en su área y fue acumulando opciones claras para completar la remontada que la tabla le exigía.

Jude Bellingham dio un paso adelante en la presión y en la recuperación, y aunque no logró brillar en el último pase como en otras noches, se convirtió en un apoyo constante en campo contrario. Vinícius siguió percutiendo por bandas, mientras Mbappé buscaba ángulos de tiro.

El momento más claro, y que pudo cambiar la narrativa del encuentro, llegó en el descuento. Bellingham encontró a Mbappé con un pase filtrado y el francés, perfilado hacia su pierna, buscó un disparo enroscado que se marchó por muy poco. La imagen del balón cruzando frente al poste y saliendo fuera sintetiza el sentir madridista, tan cerca y, sin embargo, sin premio completo.

La jugada polémica del partido el penalti que Real Madrid reclamó sobre Rodrygo

Pero si hubo una acción que marcó la discusión posterior, fue la caída de Rodrygo en el área de Girona en los últimos minutos. El brasileño recibió, encaró y terminó en el suelo tras un contacto con el defensor rival. Las protestas de los jugadores del Real Madrid fueron inmediatas.

Las repeticiones mostraron que existió contacto en la jugada, lo suficiente para alimentar el debate sobre si era o no pena máxima. Sin embargo, el equipo arbitral consideró que no había fuerza suficiente como para señalar infracción. No hubo penalti, no intervino el VAR para cambiar la decisión y el juego siguió.

La acción fue recogida por distintos medios y programas, entre ellos El Chiringuito TV, que compartió el vídeo de la acción y avivó una polémica que va mucho más allá del punto perdido, en una Liga tan ajustada, decisiones así se convierten en tema recurrente en tertulias, redes y vestuarios.

Las palabras de Xabi Alonso autocrítica y mirada larga a la temporada

Tras el encuentro, Xabi Alonso no se escudó en el arbitraje. Admitió que su Real Madrid mejoró en la segunda parte, pero que no fue suficiente. Reconoció que el equipo había generado ocasiones de sobra para ganar, pero que faltó lo más importante, precisión en el remate.

El técnico valoró especialmente la reacción tras el descanso y el impulso que se vio en el tramo final. Habló de una segunda parte en la que el equipo empujó y creó más, pero insistió en que la falta de acierto en los metros finales les había condenado a un nuevo empate.

Alonso también situó el momento en un contexto más amplio. Recordó que la temporada es larga, que hay fases de más constancia y otras de dudas y altibajos. Reconoció que en este tramo el Madrid ha perdido esa regularidad que tuvo al inicio, pero subrayó la importancia de mantener la unidad interna y la exigencia que requiere jugar en el Real Madrid.

El entrenador señaló rápidamente el siguiente objetivo, el duelo en Bilbao ante el Athletic Club, como una oportunidad para romper la dinámica de empates y recuperar confianza. Más que una amenaza, lo ve como un reto, otra estación de una Liga que se está mostrando más igualada y exigente de lo que muchos esperaban.

Las notas del partido luces y sombras en la plantilla blanca

El análisis individual del rendimiento blanco en Montilivi deja una radiografía clara. El equipo no estuvo mal en líneas generales, pero careció de desequilibrio sostenido en ataque. Los informes de rendimiento tras el encuentro incidieron en que los delanteros no vivieron su noche más afilada.

Thibaut Courtois, con nota de 7, poco pudo hacer en el gol de Ounahi y sí fue clave evitando un tanto que hubiera supuesto la derrota. Antonio Rüdiger y Éder Militao, ambos con 7, rindieron a buen nivel pese a llegar de periodos largos de inactividad, sosteniendo al equipo en los momentos más incómodos.

En los laterales, Fran García mostró solidez defensiva, aunque con menos peso ofensivo del esperado, mientras que Trent Alexander Arnold, con un 6,5, mejoró atrás, pero no tuvo la finura habitual en centros y pases largos, pese a rozar la asistencia a Vinícius en una acción clara.

En la sala de máquinas, Tchouameni se vio superado por Ounahi en varios tramos del primer tiempo, aunque creció tras el descanso. Fede Valverde, con 6, volvió a dejar la impresión de estar algo desconectado del juego, más allá de algunas combinaciones puntuales con Trent.

Arda Güler, titular, no logró influir en el duelo y fue sustituido al descanso. Bellingham, siempre generoso en esfuerzos, brilló más sin balón que con él, activo en la ayuda defensiva, pero sin encontrar la llave del último pase.

Arriba, Vinícius fue considerado el mejor atacante del Madrid. Desbordante, insistente y decisivo al provocar el penalti del empate, fue un quebradero de cabeza constante para la zaga de Girona. Mbappé, con 6,5, firmó el gol y tuvo más opciones para marcar, incluida la diana anulada y otra muy clara en el descuento, pero se marchó con la sensación de haber podido hacer más.

Desde el banquillo, Camavinga destacó con una nota de 7, aportando control y energía, mientras que Rodrygo, pese a participar en la jugada polémica del presunto penalti, no logró cambiar realmente el signo ofensivo del partido.

Lo que significa este empate en la pelea por La Liga

Más allá de la anécdota puntual o de la estadística individual brillante de Mbappé, el 1-1 ante Girona tiene una consecuencia directa, Real Madrid pierde oficialmente el liderato. Después de los tropiezos encadenados y de los triunfos de sus perseguidores, la tabla se ha comprimido y el margen de error se ha reducido al mínimo.

En una Liga en la que los detalles marcan la diferencia, dejar escapar puntos en partidos dominados territorialmente pesa el doble. De ahí la frustración que se percibe en el vestuario y en el entorno blanco, no se trata solo de un resultado aislado, sino de una tendencia reciente que les obliga a reaccionar.

El discurso de Alonso se sostiene sobre dos pilares, autocrítica y calma. Por un lado, asume que el equipo debe mejorar en el último toque y en la contundencia ofensiva, por otro, recuerda que la temporada es larga y está lejos de resolverse en noviembre. La clave estará en traducir esa serenidad discursiva en un cambio de dinámica sobre el césped.

Mbappé entre la historia y la exigencia

En lo individual, el partido deja una fotografía potente. Mbappé iguala una marca histórica reservada hasta ahora a Cristiano Ronaldo, y lo hace en un momento en el que su equipo necesita cada uno de sus goles para sostener la pelea por el título.

La comparación con Cristiano no es gratuita, es puramente estadística, pero inevitablemente alimenta el relato de lo que está significando la llegada del francés a Chamartín. Entrar tan pronto en una cifra que solo había alcanzado el máximo goleador histórico del club subraya la dimensión del fichaje.

Pero el propio contexto del partido recuerda otra cosa, en el Real Madrid no basta con hacer historia en lo numérico, hay que traducirlo en títulos. Cada gol que acerca a Mbappé a los registros de los grandes nombres de la entidad viene acompañado de la exigencia de transformar esos tantos en puntos, en campeonatos, en noches decisivas.

Girona, un rival incómodo que vuelve a desafiar a los grandes

Sería injusto analizar el encuentro solo desde el prisma madridista. Girona firmó un partido serio, ordenado y valiente, confirmando su papel de equipo incómodo para los grandes. Aguantó los mejores tramos del Real Madrid, golpeó en el momento justo con el gol de Ounahi y supo sufrir cuando la avalancha blanca se desató tras el 1-1.

El trabajo defensivo colectivo, la actuación de Gazzaniga en la portería y el peso de hombres como Tsygankov y Ounahi en ataque dibujan a un equipo que no se limita a esperar su oportunidad, sino que compite desde la personalidad.

En una Liga marcada por los matices, Girona se consolida como uno de esos rivales que obligan a los candidatos al título a dar su máxima versión, y cuando esta no aparece, castigan sin contemplaciones.

Conclusión una noche que mezcla historia, polémica y dudas

El Real Madrid vs Girona de Montilivi quedará archivado como algo más que un 1-1 en una jornada de invierno. Es el partido en el que Mbappé se subió a la misma plataforma estadística que Cristiano Ronaldo, la noche en que Ounahi encendió a una afición con un golazo y el encuentro que alimentó una nueva polémica por un penalti no señalado sobre Rodrygo.

Para Real Madrid, es una advertencia. La Liga no se gana solo con nombres ni con dominio territorial, se gana con contundencia, precisión y capacidad para resolver partidos cerrados, algo que últimamente le está faltando. El duelo en Bilbao aparece ya en el horizonte como una prueba de carácter.

Para Girona, es una confirmación, competir de tú a tú frente a un gigante, resistir el empuje final y salir con un punto que, más allá de la clasificación, refuerza su identidad competitiva.

Y para el espectador neutral, es una prueba de por qué La Liga sigue siendo un escenario de historias cruzadas, donde la estadística convive con la emoción, y donde una sola decisión arbitral, un disparo al poste o un récord goleador pueden cambiar la narrativa de una temporada.

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